sábado, 28 de febrero de 2015

Un átomo le dice a otro (Relato)

Saben aquel que diu ... que eran dos átomos muy amigos. Habían entablado amistad allí en aquella nube de polvo y gas producto de la explosión de no sé sabe qué estrella. Millones de años duraba la amistad y se conocían de memoria, como a su propio núcleo. Tanto se conocían que cualquiera de ellos podía acabar la frase antes siquiera que el otro la comenzara. Por eso, al llegar la nave espacial que hacía uso del escaso Hidrógeno disperso por el espacio para propulsarse, el más extrovertido de los dos comentó:

- No acepto la apuesta. Dada su puntualidad el piloto es obviamente inglés.


Un saludo, Domingo.

Vuelve la burra al trigo

O dicho de otra forma y ya con el alta bajo el brazo, toca volver al trabajo. Hoy he vuelto al fútbol con una manifiesta carencia de forma que pide a gritos, entre otras cosas, algo de dieta. No sé si la vuelta al trabajo será similar o, por el contrario, volveré en plena forma. Esperemos que sea lo segundo.

Antes de iniciar mi baja un compañero de trabajo pronosticó un mes de vacaciones. Otro pronosticó solamente lo del mes, algo en que ambos acertaron. Lo de las vacaciones es otra cosa. A ver, tampoco puedo ponerme fino, ciertamente han sido 30 días más parecidos a un mes de vacaciones que a cuatro semanas de trabajo. El correo sí que lo he ido mirando diariamente o cada dos días en el peor de los casos pero el volumen de trabajo ha sido bastante menor del que yo pronosticaba.

Y vacacional ha sido aunque solamente en lo que al reposo respecta o siendo más respetuoso con la realidad, algunos días. Las obras en la casa de al lado, taladros, picapiedras y similares han hecho de la experiencia, algo más de una semana posiblemente, un magnífico ejercicio de esos que dudaba hace unas cuantas entradas si categorizarlos de fuerza de voluntad o simplemente masoquismo. Si a eso se le une el problema de la mano, no hay duda de que las bromas que escuche el lunes acerca de las vacaciones las recibiré muy bien y con pocos o ningún remordimientos :-).

Un saludo, Domingo.

sábado, 21 de febrero de 2015

Mirado por un tuerto

Hay veces que te mira un tuerto, sobre todo si eres supersticioso y yo no lo soy porque trae mala suerte. En mi caso esto se ha traducido en que la semana que debía sustanciarse la recuperación de la operación me he encontrado con la alegría de conservar la mano izquierda y un resfriado de propina. Lo segundo no sé a quién debo agradecerlo pero quizás también a lo primero, es decir a mí mismo y mis propios errores.

En concreto el lunes, alentado por el estridente ruido de unos vecinos haciendo obra, decidí aprovechar para hinchar las ruedas de la carretilla de reparto que había comprado hacía casi dos meses y que todavía no había usado. Así pues, fui a la gasolinera, revisé la presión de los neumáticos de mi coche y a continuación procedí al llenado de los de la carretilla.

Empecé con una de ellas, se llenó pero todavía se quedaba suelta y se salía del eje. Yo pensaba que el propio aire haría que se fijara dejando solo la posibilidad de rodar pero no de salir del eje. No fue así y aparentemente estaba bien hinchada. Así que fui a por la otra e hice lo mismo aunque probablemente abriendo el aire algo más de la cuenta. Vi como la rueda aparentemente se anclaba solo para reconocer en mí mismo aquello que tantas veces he visto en la gran pantalla cuando una explosión deja un silbido en los oídos de los que la presencian de cerca.

Y eso era lo que había pasado, la rueda reventó y la llanta de plástico, o parte de ella, salió proyectada hacia mi mano izquierda que sangraba por alguno de los cortes poco profundos, que había causado. Lo de los cortes  era lo de menos. La onda expansiva causaría en solo unos minutos un edema que varios días después todavía perdura.

Y bueno, gracias a Dios mis temores iniciados fueron infundados y la mano no sufrió ningún daño serio dejándolo todo en un mal recuerdo del que debería aprender. Y es que últimamente me encuentro a mí mismo pensando, después de hacer las cosas, que debía haberme dado cuenta antes o al menos haberlo pensado dos veces. Sabía que la presión en una rueda pequeña aumenta con mucha más facilidad que en una de un coche pero también que suelen estar preparadas para ello. Lo que no hice fue prevenir, no pensé que pudiera salir mal ni en nada para evitar los problemas en caso de que sucedieran.

No sé si es la edad pero otra vez de vuelta al médico, a la enfermería en este caso incluyendo una pequeña bajada de tensión por esperar de pie. Y con los sudores del mareo y luego el frío en los días siguientes en la mano ... quizás asfalté el camino del resfriado. Pareciera que me hubiera mirado un tuerto ... yo mismo en un espejo roto que solo refleja la mitad de mi cara. Pero no creo que sea lo del tuerto ni lo del espejo. No debe serlo porque yo no soy supersticioso, que da mala suerte.

Como curiosidad, al empezar a escribir esta entrada no recordaba la palabra "supersticioso". Estuve un par de minutos intentando pensar en cuál era ese adjetivo que empleaba para definir a aquella persona que creía en que determinados actos canalizaban la buena o mala suerte. Curiosamente recordaba otro adjetivo "apotropaico". Caí en ello cuando pensé que en inglés diría "I'm not supersticious, it's bad luck"

Un saludo, Domingo.

sábado, 7 de febrero de 2015

Pepe is back

Si hay alguien que, con más de 70 años, puede dejar la práctica activa del fútbol debido a algún que otro achaque propio de la edad ... de otros que dicen tener su edad y volver al cabo de unos meses en un estado de forma incluso mejor, ese es Pepe. Y si hay alguien que con más de 73 años puede hacer lo propio para volver con casi 75 ... ese es Pepe.

Hoy he ido al médico con la esperanza frustrada de que me quitaran los puntos. No estuve mucho tiempo esperando, serían un par de minutos pero en ese breve lapso me dio tiempo de sacar el móvil y ver una foto largamente esperada. Otros cuantos minutos más tarde estaba yo ya escribiendo que me esperaran pues iba ya de camino.

Poco más tarde me los encontré en el campo, reviviendo mis ojos una escena conocida y reconocida, Pepe mostrando una agilidad, fuerza y potencia propia de otros tiempos, tiempos en los que unos pocos puntos no hubieran impedido a un avezado y convaleciente jugador haber hecho algo más que un paripé. Pero bueno, todo se dará por bueno cuando el adecuado postoperatorio no dé lugar a ningún tipo de recaídas y los goles vuelvan por do solían ... o no.

Un saludo, Domingo.

domingo, 1 de febrero de 2015

Postración

Bonita palabra la que da título a la entrada de hoy. Pero ese es básicamente mi estado actual, lo ha sido durante los últimos días y lo será durante los siguientes. Es la primera vez que tengo que solicitar la baja en un trabajo y ha tenido que ser lo que por ahí llaman un silus o quiste pilonidal. Temía que el postoperatorio fuera peor de lo que está siendo. Internet no ayuda a ello, también es cierto.

En cualquier caso, sirva esta entrada para comentar y recordar algunas de esos momentos que ha de llevarse el tiempo. Sin un orden en concreto ... o quizás sí

  • Antes los médicos y enfermeras solían ser mayores que yo. Ya no lo son o al menos no lo parecen. No sé si porque antes iba al hospital a acompañar a mi abuela, la pobre. Puede tener que ver, tanto por el tipo de hospital como por el tipo de pacientes.
  • La operación de un quiste pilonidal es muy sencilla ... en el papel.
  • Puede empezar por estar aparcado unos minutos porque alguien se pensaba que eras tú el paciente al que iban a operar de hemorroides. Me llama la atención que todavía la forma principal de detectar estos problemas sea preguntarle al paciente y que la pregunta al paciente no sea sino la comprobación de que lo que tienen escrito en algún sitio es correcto. Simplemente el siguiente paciente que esperaban era uno para operar de hemorroides así que el siguiente paciente que otro compañero dejó aparcado debía ser y solamente pregunto por si acaso.
  • Después te cogen una vía que no está muy claro si te deben coger en la habitación o en el quirófano. De hecho me da la sensación de que no lo tienen claro ni en un sitio ni en otro. Quizás solo esperan a que alguien lo pida y en este caso lo pidió la anestesióloga. Esa vía, por alguna razón, puede ser que parezca que la vena se ha roto (gran hinchazón en la mano) cuando tras unos minutos se comprueba que no es así.
  • Continúan por ponerte la epidural ... por intentar ponerte la epidural. Aparentemente mi morfología es adecuada para ello pero o bien mi flexibilidad (o escasez de ella) lo complica o bien hay una capa lipo-adiposa que resulta engañosa. Entre intento e intento ... un desmayo y un despierto. 
  • El despertar, uno de los mejores de mi vida junto con aquel otro tras idéntico episodio (de desmayo, no de epidural). Teniendo en cuenta que la razón es una bajada de tensión, la correspondiente subida puede tener efectos de tal bienestar que quizás pudieran explicar las muertes por asfixia autoerótica. Pero eso es solo una teoría que ahora mismo no estoy interesado en investigar :-).
  • Tras el despertar consiguen poner la epidural de forma un tanto ladeada y al par de minutos se empiezan a notar los efectos. En mi caso primero se empezó a dormir la pierna derecha y bastante más tarde la izquierda. En el postoperatorio pasaría lo opuesto, la izquierda se recuperó bastante más rápido.
  • Comienza la operación y solo me doy cuenta por el olor a quemado. Ahí intuí que estaban usando un bisturí láser, algo que me agradó sobremanera pues ya sabía (y no por internet sino por la radio) que la morbilidad de estos instrumentos era mucho menor y el postoperatorio mucho más llevadero.
  • Sin embargo el olor a quemado solo fue puntual y coincidió con una de las dos doctoras preguntando por algo que parecía un hueso. A toro pasado me da por pensar que había una cirujana y una doctora en prácticas. En ese momento yo pensé que el olor a quemado era, quizás, por el hueso.
  • El olor a quemado sería puntual pero parece que llegó a más sitios pues alguien llegó por allí preguntando y la doctora bromeó diciendo que debía ser alguien fumando en alguna sala. A posteriori pensé que era olor a pelo quemado y por tanto debía ser el bisturí al llegar al silus que no es sino un largo pelo enquistado.
  • Acaba la operación co alguna ramificación no esperada y con ciertas dudas acerca de dónde coger los puntos En ese momento yo me esperaba un costurón en la parte baja de mi espalda.
  • Me dan la vuelta y quedo mirando al techo hasta que pase la anestesia. Al menos una hora, me dicen.
  • La anestesia se pasa, primero en la pierna izquierda, luego en la derecha, con la curiosa sensación de intentar mover las piernas o al menos la rodilla y no poder. Produce además una cierta angustia que, no sé si unida al resto del proceso, me deja apretando las mandíbulas de vez en cuando. En esos momentos echo de menos una férula de descarga, de esas que usan los afectados por bruxismo, que me impida rechinar los dientes.
  • Me llevan para la habitación y es justo llegar y se me pasan los efectos de la anestesia casi completamente. Sin embargo, la zona de la incisión no me duele a pesar de los reiterados comentarios acerca de lo "fastidioso" de la operación y su postoperatorio.
  • En los días siguientes, gracias a Dios, solo tengo molestias, no dolores. Eso y una cita para que me vea el médico en 10 días junto con un pronóstico de vuelta a la normalidad de no menos de tres semanas.
Y en el día 5 estamos. Seguiremos informando :-).

Un saludo, Domingo.


Fuerza de voluntad Vs Masoquismo

Una pregunta que me he hecho en las últimas semanas es qué diferencia mi fuerza de voluntad, la mucha que tengo para algunas cosas y la poca que tengo para otras, del masoquismo. Cierto es también que la fuerza de voluntad tiene matices; en concreto, es mucho más fácil tener fuerza de voluntad si las circunstancias acompañan que si no.

La conclusión es que no lo tengo claro. Por ejemplo, durante el último año he leído (o algo así) las obras completas de Shakespeare. Digo "o algo así" porque ha sido una lectura en la mayor parte de los casos mecánica, antes de irme a dormir, con los siguientes objetivos:


  1. El primordial, otra marca en el revólver. No en vano este no es sino el quinto o sexto peldaño en una escalera compuesta de clásicos e idiomas. 
  2. El secundario, aprender vocabulario; vocabulario que sería complicado encontrar en otros libros o viendo series de televisión.
Lo primero no sabría muy bien cómo desarrollarlo. No sé si se trata de demostrarme algo, si se trata de ejercitar una facultad que considero necesaria tener, de todo un poco o nada de ello y es puro masoquismo. Aunque debo decir que puro masoquismo tampoco es, pues no en vano me he divertido como un enano en alguno de los peldaños que en su momento subí. En particular los relacionados con el Quijote.

Pero tampoco sería descabellado tildarlo de masoquismo porque, al igual que pasó con otros peldaños, este solo lo acabé porque tenía que hacerlo, ni más ni menos. Al igual que en otros casos, el Ulysses de Joyce por ejemplo, no se trata de una lectura vacua. Hay sin duda pasajes interesantes pero cuyo interés posiblemente no justifica el resto. En particular algunas rimas, aliteraciones o simplemente encontrarse con frases ya históricas en el mundo del teatro y la literatura. Aunque tentado estoy de decir el teatro y la "literhartura" porque se me hizo especialmente complicado leer teatro, quizás también por las pocas veces que he ido. Comprendí la necesidad del libreto con el guión de personajes, escenas y demás pues el 99% de las veces no sabía quién era quién ni volvía hacia atrás para comprobarlo porque la trama no me resultaba lo suficientemente interesante. Aunque esto, por supuesto, es fallo mío, no del maestro :-).

En cualquier caso, aproximadamente en la primera semana del primer de este año, cuyo segundo mes iniciamos hoy, acabé con las obras completas de Shakespeare y puse proa al próximo reto. Exagero en verdad a decir eso pues en realidad de esa "escalera" que me propuse subir hace años, solo me falta un peldaño y para poder subirlo antes tendría y tendré que aprender alemán. Así pues ahora mismo nos dedicaremos a distraernos un rato con algún que otro clásico, seguiremos afinando vocabulario y mientras pensaremos en esas cosas para las que no tengo fuerza de voluntad. A ver cómo podríamos conseguir que sí las tuviera.

Un saludo, Domingo.